John Elliott Leighton representó a la familia de un bebé que murió cuando un cojín tipo puf “Cushie Comfort” mató a su hijo. Leighton descubrió que estas almohadas tipo puf (cuentas rellenas de poliestireno) se comercializaban para su uso en cunas con bebés pequeños. A pesar de la evidencia de que estos artículos nunca deben usarse en cunas, estos productos se comercializaron ampliamente para su uso de esta manera y se mostraron en empaques y promocionaron para su uso en cunas. Sin realizar ninguna investigación o prueba de seguridad, el fabricante y el minorista vendieron estas almohadas. Los bebés no tienen la fuerza suficiente para darle vida a su cabeza. Al usar la almohada, en algunas condiciones los bebés se volteaban boca abajo y no podían levantar la cabeza para respirar. Leighton trabajó con investigadores que, a través de pruebas, descubrieron que los bebés volvían a respirar aire con un alto contenido de dióxido de carbono y continuaban respirando hasta que entraban en coma y finalmente morían. Leighton y sus clientes llevaron el producto ante la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo y obtuvieron una retirada obligatoria y una prohibición de venta de estos productos, que han sido retirados de la venta en todo Estados Unidos. Se obtuvo un acuerdo confidencial del minorista después de que el fabricante solicitara protección por quiebra.
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